Hace unos meses, discutiendo con un colega sobre las bases del plan de gobierno de Javier Milei, surge arriba de la mesa un artículo de Murray Rothbard: Right-Wing Populism: A Strategy for the Paleo Movement (1992)[1]. La discusión giraba en torno a que no quedaba claro si el oficialismo tenía o no un plan de gobierno concreto. Nuestra conclusión fue que sí, lo tenía, y lo teníamos frente a nuestros ojos: era el artículo de Rothbard en cuestión.
Haciendo una búsqueda rápida, nos encontramos con que varios artículos de prensa lo han mencionado, y pocos artículos académicos lo trabajan. Varios autores destacan la afinidad de Milei con Rothbard (más allá del nombre de su perro), y la referenciación del presidente con los planteos de éste último. Destacan un artículo de Daniel Torres Checa que analiza con profundidad el trasfondo detrás de Milei[2], y particularmente, un escrito de Philipp Bagus, con un notorio sesgo ideológico, que analiza la plataforma electoral de Milei a la luz de Rothbard[3]. Sin embargo no hay análisis sobre la aplicación del modelo rothbardiano desde el gobierno, siendo esto algo original en la escena política mundial.
Con este artículo de Rothbard entre manos, el presente escrito busca analizar la evolución política de Javier Milei y su gobierno en relación con el modelo de populismo de derecha delineado por Rothbard en el artículo mencionado, y abrir algunas preguntas sobre la viabilidad de este modelo llevado a la práctica.
La política y el gobierno de Milei y sus características.
Javier Milei irrumpió en la escena pública argentina en la década de 2010 como economista mediático, destacándose por su discurso anti-Estado y su retórica contra «la casta». Su ingreso a la política formal se produjo en 2021, cuando fue electo diputado por la Ciudad de Buenos Aires con el 17% de los votos, desafiando el bipartidismo tradicional. Desde su banca, adoptó una postura disruptiva, negándose a participar en negociaciones legislativas convencionales y utilizando su plataforma para consolidar su imagen de outsider.
En 2023 se postuló a la presidencia con una campaña centrada en la «motosierra» contra el gasto público y el ajuste económico, logrando imponerse en segunda vuelta con el 56% de los votos. Su victoria representó un cambio drástico en la política argentina, desafiando estructuras partidarias establecidas y reconfigurando el panorama político nacional. La ascensión de Milei también refleja una tendencia global de liderazgo populista de derecha, similar a figuras como Donald Trump y Jair Bolsonaro.
Desde su asunción, Milei ha impulsado un ajuste fiscal drástico, reduciendo el gasto público mediante la eliminación de ministerios, despidos masivos en la administración pública y la paralización de la obra pública. En materia económica, su estrategia ha estado orientada a reducir la inflación y equilibrar las cuentas fiscales mediante recortes agresivos y la liberalización del mercado. En este contexto, ha implementado una política de apertura económica que incluye la eliminación de regulaciones estatales y la flexibilización laboral.
En el ámbito monetario, su objetivo era cerrar el Banco Central y avanzar en la dolarización de la economía, medida que sigue en debate debido a los desafíos prácticos que implica su implementación. Si bien sus reformas han generado superávit fiscal, también han provocado un deterioro del poder adquisitivo y tensiones con sectores sindicales y sociales. La inflación ha mostrado signos de desaceleración, pero el impacto social del ajuste sigue siendo motivo de debate.
En el Congreso, Milei gobierna con minoría parlamentaria, lo que lo ha obligado a negociar apoyos puntuales con sectores de la oposición. Ha utilizado la estrategia del veto presidencial y los decretos de necesidad y urgencia para avanzar en su agenda, evitando los mecanismos legislativos convencionales. Su relación con el Poder Legislativo ha sido tensa, con constantes enfrentamientos con la oposición y críticas a los legisladores que considera parte de la «casta».
En el plano internacional, ha reorientado a Argentina hacia alianzas con líderes de derecha global, como Donald Trump y Giorgia Meloni, mientras mantiene relaciones pragmáticas con China y el FMI. Su política exterior busca reposicionar a Argentina en el escenario mundial con una orientación pro-mercado y un alineamiento con potencias occidentales.
Comparación con el populismo de derecha de Rothbard
Rothbard definía el populismo de derecha como una estrategia para enfrentar a las élites estatales, corporativas y mediáticas que sostienen el sistema. Milei ha replicado este esquema al denunciar a «la casta», englobando políticos, empresarios prebendarios y sindicatos. Sus medidas iniciales, como la eliminación de organismos estatales y el despido de empleados públicos, buscan materializar esta narrativa de lucha contra el establishment.
Siguiendo la estrategia rothbardiana, Milei ha evitado los medios tradicionales para comunicarse directamente con su base a través de redes sociales y eventos masivos. Su retórica confrontativa y la creación de una «batalla cultural» contra el progresismo han reforzado su imagen de outsider y movilizado un electorado descontento con la política tradicional. La apelación al sentimiento de indignación popular ha sido clave en la construcción de su base de apoyo.
Rothbard proponía un programa de desmantelamiento del Estado que incluía la eliminación de impuestos, recortes al gasto público y el cierre del banco central. Milei ha implementado medidas alineadas con este ideario: ajuste fiscal, reducción de ministerios, restricción de subsidios y su proyecto de eliminar el Banco Central. Sin embargo, ha debido moderar algunas políticas para evitar crisis políticas y económicas inmediatas, lo que genera tensiones entre su discurso y la viabilidad práctica de sus reformas.
Rothbard sostenía que un populista de derecha debía desafiar abiertamente al establishment en lugar de buscar su aprobación. Milei ha mantenido esta línea con su discurso contra la «casta», aunque ha debido negociar con sectores tradicionales para avanzar en su agenda. Su enfrentamiento con la prensa crítica y la eliminación de la agencia de noticias Télam refuerzan su estrategia de desafiar el sistema mediático tradicional y consolidar su base de apoyo.
Conclusión
La experiencia política y de gobierno de Javier Milei refleja una notable afinidad con el modelo de populismo de derecha delineado por Murray Rothbard. Su ataque frontal a las élites políticas, empresariales y sindicales, su estrategia comunicacional basada en la confrontación y la polarización, y su ambicioso programa de reducción del Estado coinciden con las premisas rothbardianas de desmantelamiento del aparato estatal y enfrentamiento con el establishment. No obstante, si bien la teoría ofrece un marco conceptual para comprender el fenómeno Milei, la realidad política y económica ha obligado al mandatario a adaptar sus propuestas y estrategias a un contexto mucho más complejo y dinámico.
Uno de los principales desafíos que enfrenta su gobierno es la viabilidad práctica de su programa económico y político. Rothbard concebía su modelo en un plano teórico, sin considerar las limitaciones institucionales, económicas y sociales que un gobierno en funciones debe afrontar. Milei ha intentado aplicar un esquema de ajuste drástico y reforma estructural en un país con una historia de crisis recurrentes y una sociedad con una fuerte tradición de intervención estatal. Esto ha generado tensiones entre sus aspiraciones libertarias y la necesidad de mantener estabilidad económica y gobernabilidad política.
Además, la estrategia de confrontación permanente ha permitido consolidar su base electoral, pero también ha dificultado su capacidad de generar consensos legislativos y sostener un programa de gobierno viable en el tiempo. Su minoría parlamentaria lo obliga a negociar con sectores tradicionales de la política argentina, lo que representa una contradicción con su discurso anti-casta y su estrategia rothbardiana de rechazo total al establishment. La paradoja de Milei radica en que, para sostener su gobierno, debe recurrir a mecanismos que él mismo critica, como la construcción de alianzas y el pragmatismo político. Gobernar implica lidiar con restricciones institucionales, económicas y políticas que no pueden resolverse exclusivamente con voluntad ideológica. Su administración se encuentra en un proceso de constante tensión entre la fidelidad a sus principios libertarios y la necesidad de adaptarse a las exigencias del poder.
En términos generales, el gobierno de Milei representa un caso empírico de la aplicación de un ideario libertario-populista en el poder, con sus oportunidades y contradicciones. A medida que avance su mandato, será clave observar si su modelo de confrontación y reducción del Estado logra consolidarse como una nueva forma de hacer política en Argentina o si, por el contrario, las dificultades inherentes al ejercicio del poder lo obligan a moderar su postura. En última instancia, su gobierno se convertirá en una referencia crucial para evaluar hasta qué punto las ideas de Rothbard pueden materializarse en la práctica política, o si están condenadas a chocar con las complejidades del mundo real[4].
[1] https://www.rothbard.it/articles/right-wing-populism.pdf; última vez consultado el 5 de marzo de 2025.
[2] https://www.journalofdemocracy.org/online-exclusive/who-is-the-real-javier-milei/; última vez consultado el 5 de marzo de 2025.
[3] https://mises.org/es/power-market/la-estrategia-populista-de-javier-milei-en-argentina-esta-funcionando#:~:text=Seg%C3%BAn%20el%20paleolibertario%C2%A0Rothbard%2C%20el%20programa,derechas%20incluye%208%20puntos%20principales; última vez consultado el 5 de marzo de 2025.
[4] Excepto por el primer párrafo de este artículo y la anécdota que allí se relata, que están redactados por “inteligencia humana”, el resto del texto fue elaborado utilizando modelos de inteligencia artificial, en particular ChatGPT-4º (y su modelo de investigación en profundidad o “Deep research”), bajo la supervisión de su autor humano y en función de sus instrucciones. La idea central del artículo y las preguntas que plantea son de autoría humana, lo que refuerza y demuestra la importancia del punto de partida en cualquier investigación: las preguntas adecuadas siguen siendo insustituibles. Además de explorar el tema central, este ejercicio busca mostrar el potencial y los límites de la inteligencia artificial en la investigación en ciencias políticas en general, en la teoría política en particular, e incluso en la práctica profesional fuera de los claustros académicos. Estas líneas seguramente serán desarrolladas en un artículo posterior.