A continuación se transcribe el discurso pronunciado por el Director del Departamento de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Católica Argentina, Dr. Mario Miceli, con ocasión de la colación de grados académicos 2024.
Estimados graduados:
Empiezo con un tema que imagino ustedes (y probablemente sus padres) estén pensando como consecuencia de haberse graduado: la salida laboral. Para los que ejercemos cargos de gestión de carreras universitarias, esta etapa es bastante especial porque es cuando recibimos a los jóvenes que están terminando el secundario y se acercan a nosotros porque tienen la particular idea de querer estudiar algunas de las carreras que se dictan en nuestra Facultad. Y aquí siempre viene la clásica primera pregunta que me hacen, especialmente para carreras como ciencias políticas o relaciones internacionales, aunque estimo que también puede suceder en varias de las otras disciplinas que se enseñan en nuestra Facultad. La pregunta que ustedes se habrán hecho hace alrededor de 4 o 5 años y que yo también me hice hace alrededor de 25 años. ¿De qué voy a trabajar? Saben muy bien cuál es más o menos mi respuesta, porque espero que en estos años de carrera les hayamos mostrado las amplias posibilidades de salida laboral para las cuales los preparamos. Pero más allá de la puntual descripción, aquello que más estoy repitiendo son dos cuestiones como respuesta, íntimamente conectadas entre sí. Una es que los trabajos a los cuales podrán dedicarse quizás no salgan en avisos de diarios. No son salidas laborales “obvias” o “directas” como sucede en otras carreras. Y lo segundo que digo es que el mundo laboral actual (y sobre todo el que se avecina en el futuro cercano) ya no será el mismo que hace 30, 40 o 50 años. El mercado laboral se encuentra en un momento de profundo cambio, dando lugar a un dinamismo que todavía no sabemos bien hacia donde apuntará.
Y allí aparece la conexión entre ambas respuestas. En el mundo que se nos avecina, los trabajos tradicionales cambiarán de manera radical, otros directamente desaparecerán. Y en ese mundo los trabajos a los cuales muchos deberán aspirar, por más que quieran o no, son justamente esos trabajos que no aparecen en avisos de diarios. Uno de nuestros propósitos fue justamente formarlos a ustedes como profesionales que tengan la capacidad de enfrentar de manera dinámica esa cambiante realidad que se nos profetiza. No se preocupen, estarán muy bien preparados. Los formamos para que sean grandes buscadores de oportunidades. Y como serán excelentes buscadores, sepan que van a encontrar. Y para cuando encuentren, tengan en cuenta que también los formamos para otra cosa: para HACER. Pero un hacer que pretendimos que tenga una serie de características.
Un hacer que no se encuentre limitado por ciertas ideologías, ciertos conceptos o hasta ciertas premisas de lo políticamente correcto. Hoy en día nos la pasamos escuchando discusiones en donde se mencionan a una serie de entidades o abstracciones personificadas en las que supuestamente debemos apoyarnos. Y así nos presentan al Sr. Estado Moderno que se pelea con el Sr. Mercado, a unas supuestas Srtas. Nación y Democracia que necesitan de una eterna protección, hermanas de un extraño Sr. Pueblo (quien también a veces parece necesitar de protección pero que en otras ocasiones se muestra bastante bipolar y violento), o a una grande señorona llamada Humanidad a la cual nos quieren convencer de que estamos predestinados a pertenecer. Les soy sincero, nunca me encontré en la calle con ninguno de los estos señores y señoras. Tengan cuidado con las distintas ideologías que idolatran a algunas o varias de estas personificaciones. No piensen que este HACER se puede llevar a cabo sólo bajo una forma de organización político institucional supuestamente valedera y justa. En la carrera nos la pasamos hablando de todas estas palabras que mencioné. Pero les mostramos cómo estos son conceptos e instituciones históricos, circunstanciales, mutables. No confundan la naturaleza sociable del ser humano con una manera particular de institucionalizar lo político. Respeten la ley de su nación, pero atrévanse también a pensar lo político desde lo local, lo regional, lo continental y lo mundial. Respeten y protejan las leyes e instituciones del Estado democrático en el que viven y de ponderables entidades supranacionales. Pero recuerden el legado de San Agustín, Roma puede caer y eso no significa el fin del mundo. Nuestras obligaciones como seres humanos continuarán. Amen a su país, pero no caigan en un nacionalismo obtuso incapaz de dar soluciones a los acuciantes problemas globales. Y por otro lado, no duden en compartir valores con personas de todo el mundo, pero no se olviden que el día que todas las personas de la Tierra tengan las mismas costumbres e instituciones, ese será el día que desaparezca lo más propio del ser humano. Actúen en su país para el bien del mundo, y sepan que actuando en el mundo también lo están haciendo para el bien de sus connacionales.
En resumen, ustedes no tendrán que lidiar con conceptos y abstracciones, sino con personas de carne y hueso. Personas que a veces hacen cosas loables y muchas otras veces no. Personas que los ayudarán y otras veces no. Personas a las cuales ustedes tendrán que ayudar. Personas con las que van a poder compartir proyectos en ese cambiante mundo. Personas, no conceptos. Y será justamente en el ámbito de las personas que deberán desarrollar ese HACER. Un hacer que espero lo proyecten con responsabilidad y libertad. Y no una libertad que sólo se fundamente en tener la capacidad de elegir entre la opción A y la B. No, tiene que ser una libertad entendida en un sentido mucho más clásico y profundo, como la capacidad de hacer voluntariamente todo lo que debemos hacer, en base a los dones que Dios le otorgó a cada uno.
Los felicito por este gran logro que hoy están festejando. Nuestro Departamento de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales siempre tendrá las puertas abiertas para ayudarlos en lo que necesiten. Ahora vayan, el país los necesita y el mundo los espera.